En lo alto de El Sauzal, donde el océano Atlántico se funde con el verde de los viñedos, hay algo más que historia y tradición. En Bodegas Monje no solo se elabora vino: se cultiva una filosofía. Una forma de entender el territorio, de respetar su identidad y de devolverle valor a través de cada botella… y de cada plato.
Porque la tierra no solo se bebe, también se come.
Producto local: más que una elección, un compromiso
En nuestra cocina, el producto local no es una tendencia pasajera ni un eslogan publicitario. Es una declaración de intenciones. Creemos que la mejor gastronomía es la que nace del entorno que la inspira. Por eso, cuando hablamos de nuestros ingredientes, hablamos también de las personas, paisajes y costumbres que los hacen posibles.
Cada queso artesano, cada batata, cada pescado de nuestras costas, cada mojo elaborado en el momento, habla de una isla que produce, que conserva, que cuida. Apostar por el producto local es, para nosotros, una forma de cerrar el círculo de sostenibilidad, identidad y economía circular que defendemos como bodega y como restaurante.
Cocinar con identidad
Nuestra carta, como nuestros vinos, cambia con las estaciones. La naturaleza dicta los tiempos y nosotros nos dejamos guiar. Así, en otoño pueden aparecer higos y castañas de las medianías, y en primavera, flores comestibles y hierbas frescas de nuestro huerto. En verano el protagonismo lo toman los tomates, las frutas tropicales, el atún y otros pescados de temporada. Y en invierno, los potajes, las raíces, las carnes de pasto y los quesos curados cobran fuerza en cada plato.
De todo ello se encarga nuestro chef Eduardo Martínez, quien lidera con maestría una cocina que respeta el producto y lo transforma en una experiencia que conecta con el entorno.Esto no solo asegura frescura y calidad. También permite que cada visita al restaurante de Bodegas Monje sea única. El paisaje se saborea de forma distinta según el momento del año. Lo que no cambia nunca es la mirada respetuosa al origen.
Maridar el vino con la tierra
En Bodegas Monje, la experiencia gastronómica no está desligada del vino. Al contrario: ambos se complementan y potencian mutuamente. La cocina local, basada en ingredientes del entorno, encuentra en nuestros vinos la pareja perfecta.
Desde el carácter volcánico del Listán Negro hasta la elegancia del Vijariego o la complejidad del Tinto Monje, cada vino está pensado para realzar los sabores de la tierra que lo vio nacer. Por eso, cuando proponemos maridajes en nuestras experiencias eno-gastronómicas, lo hacemos desde una visión integral: buscamos la armonía natural entre el terruño, el producto y la mesa.
Descubre aquí los maridajes que te proponemos con nuestros vinos Monje.

Turismo responsable y memoria colectiva
Quienes nos visitan no solo buscan una copa de vino o un almuerzo con vistas. Buscan conexión. Buscan autenticidad. Buscan una experiencia que les hable del lugar que pisan. Y el producto local es el lenguaje perfecto para ello.
Servir comida elaborada con ingredientes locales no solo reduce la huella de carbono o dinamiza la economía rural. También fortalece la memoria colectiva y mantiene vivas tradiciones que, sin apoyo, podrían perderse. Cada vez que alguien prueba un almogrote, un gofio escaldado o un guiso de conejo, está saboreando siglos de cultura.
Innovación sin perder el origen
En nuestra cocina también hay espacio para la creatividad. El respeto por lo local no significa quedarnos anclados en el pasado. Muy al contrario: es precisamente esa raíz la que nos permite innovar con sentido.
Nos gusta reinterpretar recetas tradicionales, aplicar nuevas técnicas de cocción o jugar con texturas inesperadas. Pero siempre desde una base honesta, que parte del conocimiento profundo del producto y su historia. Así nacen platos sorprendentes, pero auténticos. Platos que emocionan no por su artificio, sino por su verdad.
Nuestro restaurante: una ventana a la gastronomía del norte de Tenerife
El restaurante de Bodegas Monje no es solo un complemento a la bodega. Es un proyecto con alma propia, donde se cocina con vino, con paisaje y con orgullo.
Además, nuestras experiencias como el Wine & Sex, Ley Seca, los talleres gastronómicos o las catas maridadas son una oportunidad para educar el paladar y abrir la mente a una forma de comer más consciente y conectada con el territorio.

En Bodegas Monje, abrimos nuestras puertas no solo para compartir vino, sino para celebrar lo que somos: una bodega que cree en la tierra, en su gente y en su sabor. Apostar por el producto local es una forma de honrar nuestra historia y construir un futuro más justo, sabroso y sostenible.
Te invitamos a venir, probar, oler, mirar, tocar. A vivir con los cinco sentidos la riqueza del producto local en nuestra mesa. Porque, como decimos siempre, “el vino es el principio de todo”. Y lo que empieza en la tierra… merece terminar en el paladar.