Flores: más que para oler o decorar
Las flores comestibles son, como su nombre indica, aquellas aptas para su ingesta por el ser humano.
A pesar de que en muchos países su descubrimiento como ingrediente culinario sea reciente, en la Antigua Grecia, Egipto o Roma ya se utilizaban. El primer dato registrado data del año 140 D.C.
Con unos sabores únicos e intensos, las flores se han convertido en un ingrediente de lo más creativo e innovador en el arte culinario.
Como sutiles y coloridos acompañantes o como protagonistas, ofrecen un aroma y aportan un gusto a sabores frutales, hierbas o vegetales muy original.
Las precauciones a tener en cuenta
Hay básicamente dos precauciones a tener en cuenta:
1. No todas las flores son comestibles, algunas son incluso venenosas. Para distinguirlo, existen numerosos estudios y un catálogo de las flores comestibles.
2. Comer sólo flores de tu propio cultivo, o cuyo cultivo sepas que ha sido 100% ecológico. De no ser así, su procedencia puede ser dudosa y contener insecticidas, herbicidas o fungicida, lo cual podría ser tóxico.
De la mayoría de flores tan solo es comestible el pétalo. Su sabor es muy similar a su aroma, con lo cual olerlas nos dará pistas sobre su actuación gastronómica.
El Jardín Comestible de Bodegas Monje
En Bodegas Monje se decidió acoger un pequeño jardín comestible, cuyas especies de flores cultivadas van variando a lo largo de todo el año.
Actualmente se utilizan estas flores para hacer catas con vinos, galletas, bizcochones, tartas, infusiones… Es la mejor manera de contar con un producto de la máxima calidad, fresco y único que no existe en el mercado. Directamente del huerto a tu mesa.
Además de ser un aclamo estético, crea una conexión entre la naturaleza y las personas a través de la gastronomía.
Entre otros beneficios, se crea espacio ecológico para que los insectos polinizadores tengan alimento y es un claro compromiso con la alimentación de quienes acuden a nuestro restaurante así como con el planeta.
Bodegas Monje colabora con Mi jardín se come desde hace un año, que define el motor de su proyecto como un firme compromiso de acercar la naturaleza a las personas y crear espacios donde las plantas son las verdaderas protagonistas.
Flores y vino
¿Quieres conocer de primera mano el mundo de las flores comestibles? ¿Y si le pudieses sumar una cata de vino?
Te ofrecemos la original experiencia de “Cata con flores” (se realiza bajo petición) en el Club del Vino, una degustación y cata de los seis sabores presentes en las plantas, sus aromas, texturas y uso.
Disfruta de maridajes de vinos y aperitivos elaborados con flores, en una experiencia guiada por Laura López Terrón, ingeniera agrónoma, especialista y productora de plantas comestibles de Mi jardín se come.